jueves, 12 de enero de 2012

En la vida todo es verdad y todo mentira




de Calderón de la Barca
















Reparto:


Cintia: Carmen del Valle

Focas: Ramón Barea

Libia: Karina Garantivá
Astolfo: José Luis Esteban
Heraclio: Iñaki Rikarte
Leónido: Jorge Machín
Luquete: Paco Ochoa
Sabañón: Jorge Basanta
Lisipo: Jesús Barranco
Federico: Carles Moreu
Dama 1: Miranda Gas
Dama 2: Sandra Arpa
Dama 3: Diana Bernedo
Dama 4: Paula Rodríguez
Dama 5: Georgina de Yebra
Soldado 1: Borja Luna
Soldado 2: Paco Déniz

Músicos:
Percusión: Sergey Saprichev
Piano: Javier Coble


Vestuario, utilería y caracterización: Curt Allen Wilmer
Escenografía: José Luis Raymond
Versión y Dirección: Ernesto Caballero


Teatro Pavón, Madrid 12 Enero 2012


En la vida todo es verdad y todo mentira es un drama complejo en el que se concitan muchas de las características de la vasta y heterogénea obra de don Pedro Calderón de la Barca. Por una parte, se trata de un drama filosófico, emparentado con La vida es sueño, donde la problemática barroca entre apariencia y realidad se encarna en la figura del tirano Focas, incapaz a lo largo de toda la obra de alcanzar una certidumbre que oriente sus acciones. Esa suspensión de juicio (epoké) irá abismando al protagonista en un creciente estado de desasosiego que le llevará a recurrir a las artes del mago Lisipo para que disponga una representación dentro de la representación y así poder vislumbrar alguna evidencia capaz de aquietar su ánimo.

Nos encontramos, además, ante un texto eminentemente político que aborda abiertamente la cuestión de la legitimidad del poder y de la razón de Estado. La tesis que se desprende del drama, contraria a la teoría maquiavélica que recomienda al gobernante que se valga de cualquier medio, lícito o ilícito, para  lograr sus objetivos políticos, se decanta hacia las doctrinas probabilistas, defensoras de favorecer al acusado en caso de ausencia de culpabilidad; el principio jurídico in dubio pro reo. Heraclio, el príncipe legítimo lo enunciará con claridad: “una vida vale más que un reino”.

En el escenario fantasmagórico de una isla poblada por músicos y cazadores se desarrolla esta trama alegórica construida sobre una obsesiva estructura bimembre en la que el autor levanta un vibrante retablo cargado de simbología que rehúye toda pretensión de verosimilitud realista. Se trata de un refinado dispositivo escénico donde las imágenes, las palabras y la música se amalgaman en los cuerpos transfigurados de los actores. Los románticos alemanes lo llamaron teatro total.

Un texto que hemos pretendido abordar desde el asombro y la humildad, evitando la mirada prepotente de quien considera nuestro momento histórico superior en todos sus aspectos a cualquier otro tiempo pasado; un momento, el presente que, dicho sea de paso, y a la vista de lo visto, tiene poco de lo que enorgullecerse. Sea como fuere, nuestro Barroco, brillante y paradójico, nos habla de ideas y costumbres insólitas y periclitadas aunque no por ello, menos dignas de ser apreciadas, al tiempo que nos ofrece una inestimable ventana desde donde contemplar y comprender nuestra enmarañada realidad. Y es que la angustia de Focas acaso también sea la nuestra, arrojados igualmente a un incierto escenario e incapaces de discernir cuánto hay de verdad o de mentira en el torrente de información que recibimos a diario.

Ernesto Caballero / Director del montaje




















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