De Calderón de la Barca
Teatro Pavón, 10 Octubre 2012
Reparto:
Rosaura : Marta Poveda
Rosaura : Marta Poveda
Clarín : David Lorente
Segismundo : Blanca Portillo
Clotaldo : Fernando Sansegundo
Astolfo : Rafa Castejón
Estrella : Pepa Pedroche
Basilio : Joaquín Notario
Criado 1 : Pedro Almagro
Tenor/criado 2 : Ángel Castilla Soldado1 : Óscar Zafra
Soldado 2 : Alberto Gómez
Dama /pueblo : Anabel Maurín
Dama / Pueblo: Mónica Buiza Caballero / criado / soldado:
Damián Donado
Caballero /criado / soldado: Luis Romero
ILUMINACIÓN: Juan Gómez Cornejo
VESTUARIO: Alejandro Andújar/Carmen Mancebo
ESCENOGRAFÍA: Alejandro Andújar/Esmeralda Díaz
VERSIÓN: Juan Mayorga
DIRECCIÓN: Helena Pimenta
Resumen del argumento:
Basilio, rey de Polonia,
aficionado a la astrología, consulta a los astros sobre el destino de su hijo
Segismundo, que acaba de nacer. Nada más nacer, su madre muere. Los astros
predicen que el príncipe humillara a su padre y oprimirá a su pueblo.
Para evitar el cumplimiento de este
mal presagio, Basilio decide encerrar a su hijo en una torre solitaria, situada
en un lugar salvaje y escondido. Segismundo crece prisionero e ignorante de su
condición de heredero de un trono. Sólo Clotaldo, su ayo, conoce de su
paradero.
Habiéndose quedado Basilio sin
descendientes varones, decide hacer un pacto de matrimonio entre la infanta
Estrella (de su corte) y Astolfo, duque de Moscovia, para que de esta forma,
alguien pudiera subir al trono.
Pero Basilio reflexiona sobre
Segismundo y decide devolverlo a palacio para ver lo que sucede y este se
muestra violento y desconsiderado con nobles, damas, criados, e incluso con su
padre. Ofende, atropella y mata. El rey decide devolverlo a la torre donde Clotaldo le
convence de que todo lo sucedido había sido un sueño. Segismundo llega a
conclusiones sobre la vida y los sueños.
La acción de Basilio hace que el
Pueblo y los soldados descubran a Segismundo y le apoyen y van a rescatarlo a
la torre. Cuando Segismundo vuelve a la corte para ocupar su trono, se comporta
como un gobernador prudente y justiciero. Llega a la conclusión de que nunca
sabrá si lo que está viviendo es sueño o realidad.
De esta manera queda vencido el
destino y se proclama el triunfo de la libertad que permite al hombre elegir
entre el bien y el mal.
Mb
La primera vez que leí La vida es sueño, debía tener unos 16 años. Era lectura obligatoria en la asignatura de Literatura del instituto. Desde entonces la he releído varias veces, y conservo aquella edición subrayada y con algunas páginas sueltas. No había tenido ocasión de verla en teatro hasta ahora. La obra ha cubierto mis expectativas. Se vive con intensidad la fuerza filosófica y reflexiva del texto. ¿Qué es más real, nuestra realidad o la que nos quieren hacer creer?
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son…
Me ha gustado la puesta en escena, y especialmente la actuación de Blanca Portillo en el papel de Segismundo, que realmente te hace olvidar que estamos ante una mujer representando el papel de un hombre. A pesar de que la imagen que tenía en mi cabeza de Segismundo, era la de un hombre grande, fuerte y varonil.
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